En varios discursos se han escuchado con mucha propiedad diferentes frases aplaudidas y aclamadas dentro de la misma población en situación de discapacidad, en la mayoría de las veces quizás en aras de alcanzar reconocimiento y/o aceptación.
1. Son personas con capacidades diferentes.
Esta frase que ya paso a paso se ha reducido en la pantomima, era un libreto bien logrado por parte de la sociedad hacia la población en situación de discapacidad. Y daba gusto ver cómo la gente se ponía de pie, aplaudía y hasta abrazaba al Gobernante de turno o al político que la invocaba. La pregunta de siempre: ¿capacidades diferentes a las de quién?, el tema está en el enfoque diferencial, o en los ajustes razonables para que todos y todas podamos hacer uso de las capacidades que tenemos en común.
Una persona sin discapacidad puede leer, una persona con discapacidad visual también. La diferencia está en los lectores de pantalla, en el sistema Braylle y así. Una persona sin discapacidad puede correr, al igual que un usuario de silla de ruedas en su ayuda técnica para hacerlo. Una persona ciega podría conducir y de hecho hay quienes ayudan muchas veces a sacar el auto de su garaje con un guía, pero si hubieran los ajustes razonables podrían conducir con más autonomía. Así que el asunto de las capacidades diferentes, podemos guardarlo en el cajón de los viejos y bonitos recuerdos.
2. El mundo de la discapacidad.
¿Cuál mundo? Hay que recordar que ante todo somos personas, antes de con discapacidad. Y como personas pueda que tengamos nuestro propio mundo donde soñamos. Pero si bien es cierto el modelo social propone que la discapacidad son las barreras impuestas por la sociedad hacia las personas quienes tienen una deficiencia, entonces no se entiende a cuál mundo se refieren.
Referirse a la discapacidad como un mundo o un universo, es atreverse a generalizar y reduce la amplia diversidad. Además, hasta donde se sabe o por lo menos en el campo físico, compartimos el mismo planeta, los mismos recursos naturales y buscamos interactuar con el mundo exterior. Al empeñarnos en pensar que somos otro mundo u otro universo, es atrever a autosegregarnos.
3. La cultura de la discapacidad.
¿Cuál cultura? Ya se habló en el punto anterior brevemente sobre el nuevo concepto de la discapacidad como tal. Así mismo, se dejó claro que ante todo somos personas provenientes de una diversidad. De distintos pueblos, distintas ideologías, distintas filosofías. Entonces atrevernos a segregarnos en una sola cultura, subcultura o contracultura sería otra vez generalizar y provocar más etiquetas y conceptos rebuscados por parte de la sociedad. Puede haber una persona sorda que pertenezca a la comunidad gitana. O un usuario de muletas quien pertenezca a los “Hooligans” y/o barras bravas, o guste del punk y use su crestita. Así que cada quién con su fiesta, cada quién con su cultura.
4. La discapacidad es un estilo de vida.
Si bien es cierto que se ven ademanes muy comunes entre un tipo de discapacidad y otro, cada quién decide cómo quiere llevar su vida. Es el mismo cuento anterior pero con distinto nombre. Por ejemplo, hay quienes llevarán una vida sedentaria, debido a los procesos que le permite su discapacidad. O por el contrario, puede decidir mantener nómada, a fin de sentirse activo/a y dedicarse a ser persona ante todo, antes de recordar que tiene una deficiencia por la cual la sociedad le discapacita. Así como el estilo de vida glamorosa, o un estilo de vida más alternativo.
5. Diversidad funcional.
Ante todo, otra vez se reitera que como personas pertenecemos a una diversidad y que sin importar nuestra discapacidad somos funcionales, al igual que el resto de mortales. Así que gracias no estamos buscando frasecitas cariñosas ni sientan incomodidad al decirnos o escribir la frase persona con discapacidad, que si no me funcionan los ojos me funcionan las manos al igual que a ustedes, así como también nos funciona el cerebro, cada quién a su propio ritmo. El término diversidad funcional se manifiesta en algunos textos, pero bien hacen la aclaración de que se hace referencia a aquellas épocas donde la discapacidad no era siquiera reconocida.
En suma, somos un cúmulo de hábitos y pensamientos diversos. Lo que sí es importante tener claro, es la defensa de los conceptos por los que se han luchado en aras de un mejor trato y una mejor calidad de vida; que es importante recordar que somos un colectivo y que la individualidad poco o nada contribuirá en la erradicación de la segregación, como también es importante sentirnos y vivirnos como sujetos de derechos, desde un enfoque diferencial exigibles de la normatividad que nos ampara y por medio de la cual se pretende mejorar nuestra calidad de vida.
Si estás triste, llora, vamos, desahógate, nadie se muere por llorar. No eres más machito, más mujercita si no derramas tus lágrimas. La tristeza es una emoción como cualquier otra y tiene su función.
Acepta tu momento y date tiempo, las cosas es mejor vivir la realidad, mejor es aceptar, y dejar de luchar contra eso. Todo proceso lleva su tiempo.
El sufrimiento, como cualquier otra emoción, al igual que viene, se va.
Compartir momentos con otras personas nos distrae, nos hace pensar en otras cosas para no seguir alimentando ese dolor.
Siempre encontraremos al menos UNA persona dispuesta a escuchar: un amigo, un familiar, un conocido.
Si hay una persona que no puede olvidarse de ti, eres tú mismo.
Escrito por: Oscar Ramirez
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