La inclusión educativa es un proceso por el que se asegura a todas las personas de contar con las oportunidades y los recursos necesarios para participar plenamente en el ámbito escolar sin ser discriminados, por lo tanto se debe pensar en los niños y la niñas sin importar su raza, religión, estrato social, discapacidad y /o ritmos de aprendizaje.
El abordaje de los procesos inclusivos a nivel educativo, genera transformaciones que permiten la participación de todos y todas, sin importar las diferencias de los sujetos que tengan alguna particularidad. Estas transformaciones facilitan los procesos de enseñanza aprendizaje, permitiendo la participación y construcción de sujeto social.
La inclusión debe considerarse un proceso continuo, es decir, la inclusión debe verse como una tarea interminable de búsqueda de mejores formas de responder a la diversidad de alumnos que aprenden, es saber cómo aprender a vivir con la pluralidad, respetar al otro, teniendo en cuenta los estilos y ritmos de aprendizaje derivados de sus capacidades.
Por lo tanto la inclusión educativa no solo debe abarcar cambios dentro de las estructuras físicas en el ámbito escolar, sino que se debe cambiar formas de pensar, incrementar la participación de los profesores y la comunidad en general para obtener mejores respuestas y así alcanzar las temáticas de aquellos procesos que se construyen a partir de la inclusión educativa.
Es importante aclarar que la discapacidad no es un factor determinante para darse la inclusión educativa sino que se busca que todos los seres humanos aprendan con igualdad de condiciones dependiendo de sus habilidades capacidades, culturas, lenguas y creencias.
¿Cómo se logra un verdadero proceso inclusivo?
Con el diseño de los programas educativos que respondan a la diversidad, de minorías, raciales, poblaciones migrantes, comunidades aisladas y poblaciones con diversas necesidades educativas.
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